El pasado 1º de julio se nos fue Alf, el perro de mi hija, sin molestar como siempre había sido su comportamiento durante 18 años.
Nunca habíamos tenido ningún tipo de mascota, pero puedo asegurar que la relación que se estableció entre Alf y nosotros, ha sido algo importante en nuestra vida. Apareció por casualidad, y lo adoptamos como uno más de la familia. Nuestra ignorancia en materia de razas caninas, nos hizo pensar que era un perro sin raza o “chucho”, pero en su primera vista al veterinario nos dijo que pertenecía a la raza de ratonero andaluz, muy apreciado en las bodegas y habitual compañero de los niños en las familias, por ser muy sociable y juguetón con ellos, como así ha sido a lo largo de su vida.
Hoy, aunque nos sentimos tristes, queremos despedirnos de ti Alf, con toda la alegría que nos diste, agradeciendo tu compañía, en todos estos años, donde todos los días nos recibías con tanto alborozo cuando llegábamos a casa, independientemente de nuestro estado de ánimo.
¡Adiós, querido Alf, te recordaremos siempre, seguro que nos volvemos a encontrar a lo largo del camino!
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