“La conciencia es la actividad de la trascendencia” – Frantz Fanon
La Trascendencia como virtud, nos ayuda en la introspección para reconocernos a nosotros mismo como seres complejos y reinventar la manera en que vemos el mundo y cómo queremos participar en su construcción mediante las relaciones interpersonales y trascendentales como género humano, sin importarnos la cultura, raza o género.
Las fortalezas que componen esta virtud nos ayudan a vincularnos con lo que nos rodea y nos otorgan un sentido más profundo del significado y propósito en la vida. La trascendencia se manifiesta a través de los valores o fortalezas del carácter relacionados con nuestra inteligencia emocional:
“Apreciación, Esperanza, Espiritualidad, Gratitud y Humor”
La trascendencia ocurre cuando nos movemos más allá de nuestra experiencia humana o comprensión vital. Las fortalezas que acompañan a esta virtud nos ayudan a conectar con lo que nos rodea y proveernos de un sentido más profundo de significado y propósito en la vida.
Los expertos nos indican que podemos fortalecer nuestra trascendencia a través de: Meditar, para aprender a soltarnos de las cosas materiales y estar conscientes del aquí y ahora. Salir de la zona de confort, para conseguir nuevos proyectos, experiencias y aprendizajes. Autocuestionarse, para ser honestos con nosotros mismos. Viajar, para conocer a otros y observar nuestros miedos y expectativas. Escribir y leer, para desarrollar el conocimiento y la paciencia. Fortalecer la creatividad y la imaginación, para fortalecer el equilibrio, la experiencia y la resiliencia. Pasar tiempo a solas, para reflexionar y ganar en sabiduría.
“De la transcendencia de cada uno, depende el destino de los demás”
Trascendencia significa pasar de un ámbito a otro, atravesar el límite que los separa, para progresar. Trascender expresa sobresalir, pasar de adentro a fuera en un determinado ámbito, superar las limitaciones que se nos impone como personas.
A lo largo de la historia, encontramos muchos personajes que han demostrado ser trascendentes. Hoy me gustaría hablar de:
Kung Fu Tzu, “Confucio” (551-479 a.C.), fue el pensador filosófico-político más influyente de China durante su época feudal en el reino Lu. Formuló lo que se conocería como el confusionismo. Sus bases residían en la tolerancia, el respeto, el altruismo y la ética. Confucio estaba plenamente convencido de que para que una sociedad funcionase bien debía haber un buen Gobierno. Y para que el buen Gobierno fuese posible, era esencial contar con buenos funcionarios. Algo fundamental en los tiempos que vivimos
El filósofo y funcionario, desarrolló unas enseñanzas basadas en las Cinco Virtudes para convertirse en una persona mejor: Li, para practicar buenos modales y respetar las costumbres tradicionales. Ren, para desarrollar la bondad hacia las personas que nos rodean. Yi, para acceder a la generosidad del alma, en relación con la honestidad y la justicia. Xin, para tener fidelidad, sinceridad y veracidad, tanto hacia nosotros como hacia los demás y Zi, para saber diferenciar el bien y el mal.
“Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás”
Como filosofo predicó la importancia de mantener los valores familiares y consideraba que mantener lazos fuertes con la familia eran el pilar fundamental de una sociedad estable y feliz. La lealtad y el respeto muto eran unas de las principales enseñanzas suyas, haciendo hincapié en la importancia del respeto a las personas mayores ya que consideraba que los ancianos daban su sabiduría a los jóvenes.
También debemos de hablar de:
Alejandro III de Macedonia, más conocido como Alejandro Magno fue (356-323 a.C.). Rey de Macedonia desde el 336 a.C. aunque fueron sus conquistas militares las que le han otorgado un hueco en la historia como uno de los líderes mundiales más reconocidos, convirtiéndolo en un mito. Hijo y sucesor de Olimpia de Epiro y Filipo II de Macedonia, su padre lo preparó para reinar.
En su reinado cambió por completo la estructura política y cultural de la zona, Magno unificó las polis bajo un proyecto de conquista y llevó la cultura griega a Asia. Sentando un precedente, llevar a la práctica el concepto de monarquía universal, uniendo Oriente y Occidente bajo un mismo cetro.
“Al final, cuando todo se acaba, lo único que importa es lo que has hecho”
En su corto reinado de trece años, cambió por completo la estructura política y cultural de la zona, al conquistar el Imperio aqueménida y comenzar una época de extraordinario intercambio cultural, el llamado Período helenístico, en el que los griegos se expandieron por los territorios del Mediterráneo y de Oriente Próximo.
La Trascendencia como virtud, nos ayuda en la introspección para reconocernos a nosotros mismo como seres complejos y reinventar la manera en que vemos el mundo y cómo queremos participar en su construcción mediante las relaciones interpersonales y trascendentales como género humano, sin importarnos la cultura, raza o género.
Las fortalezas que componen esta virtud nos ayudan a vincularnos con lo que nos rodea y nos otorgan un sentido más profundo del significado y propósito en la vida. La trascendencia se manifiesta a través de los valores o fortalezas del carácter relacionados con nuestra inteligencia emocional:
“Apreciación, Esperanza, Espiritualidad, Gratitud y Humor”
La trascendencia ocurre cuando nos movemos más allá de nuestra experiencia humana o comprensión vital. Las fortalezas que acompañan a esta virtud nos ayudan a conectar con lo que nos rodea y proveernos de un sentido más profundo de significado y propósito en la vida.
Los expertos nos indican que podemos fortalecer nuestra trascendencia a través de: Meditar, para aprender a soltarnos de las cosas materiales y estar conscientes del aquí y ahora. Salir de la zona de confort, para conseguir nuevos proyectos, experiencias y aprendizajes. Autocuestionarse, para ser honestos con nosotros mismos. Viajar, para conocer a otros y observar nuestros miedos y expectativas. Escribir y leer, para desarrollar el conocimiento y la paciencia. Fortalecer la creatividad y la imaginación, para fortalecer el equilibrio, la experiencia y la resiliencia. Pasar tiempo a solas, para reflexionar y ganar en sabiduría.
“De la transcendencia de cada uno, depende el destino de los demás”
Trascendencia significa pasar de un ámbito a otro, atravesar el límite que los separa, para progresar. Trascender expresa sobresalir, pasar de adentro a fuera en un determinado ámbito, superar las limitaciones que se nos impone como personas.
A lo largo de la historia, encontramos muchos personajes que han demostrado ser trascendentes. Hoy me gustaría hablar de:
Kung Fu Tzu, “Confucio” (551-479 a.C.), fue el pensador filosófico-político más influyente de China durante su época feudal en el reino Lu. Formuló lo que se conocería como el confusionismo. Sus bases residían en la tolerancia, el respeto, el altruismo y la ética. Confucio estaba plenamente convencido de que para que una sociedad funcionase bien debía haber un buen Gobierno. Y para que el buen Gobierno fuese posible, era esencial contar con buenos funcionarios. Algo fundamental en los tiempos que vivimos
El filósofo y funcionario, desarrolló unas enseñanzas basadas en las Cinco Virtudes para convertirse en una persona mejor: Li, para practicar buenos modales y respetar las costumbres tradicionales. Ren, para desarrollar la bondad hacia las personas que nos rodean. Yi, para acceder a la generosidad del alma, en relación con la honestidad y la justicia. Xin, para tener fidelidad, sinceridad y veracidad, tanto hacia nosotros como hacia los demás y Zi, para saber diferenciar el bien y el mal.
“Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás”
Como filosofo predicó la importancia de mantener los valores familiares y consideraba que mantener lazos fuertes con la familia eran el pilar fundamental de una sociedad estable y feliz. La lealtad y el respeto muto eran unas de las principales enseñanzas suyas, haciendo hincapié en la importancia del respeto a las personas mayores ya que consideraba que los ancianos daban su sabiduría a los jóvenes.
También debemos de hablar de:
Alejandro III de Macedonia, más conocido como Alejandro Magno fue (356-323 a.C.). Rey de Macedonia desde el 336 a.C. aunque fueron sus conquistas militares las que le han otorgado un hueco en la historia como uno de los líderes mundiales más reconocidos, convirtiéndolo en un mito. Hijo y sucesor de Olimpia de Epiro y Filipo II de Macedonia, su padre lo preparó para reinar.
En su reinado cambió por completo la estructura política y cultural de la zona, Magno unificó las polis bajo un proyecto de conquista y llevó la cultura griega a Asia. Sentando un precedente, llevar a la práctica el concepto de monarquía universal, uniendo Oriente y Occidente bajo un mismo cetro.
“Al final, cuando todo se acaba, lo único que importa es lo que has hecho”
En su corto reinado de trece años, cambió por completo la estructura política y cultural de la zona, al conquistar el Imperio aqueménida y comenzar una época de extraordinario intercambio cultural, el llamado Período helenístico, en el que los griegos se expandieron por los territorios del Mediterráneo y de Oriente Próximo.
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