“Conocerte a ti mismo es el comienzo de toda sabiduría” - Aristóteles
La Sabiduría es la virtud donde encuadramos las fortalezas cognitivas que implican la adquisición y el uso del conocimiento de forma positiva.
Desarrollamos la Sabiduría con la aplicación de la inteligencia en la experiencia propia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento y que a su vez nos capacitan para reflexionar, y sacar conclusiones que nos facilitan criterios para enjuiciar la verdad.
En ciencias de la información, la Sabiduría constituye el vértice de la pirámide constituida, de menor a mayor complejidad por: datos, información, conocimiento y sabiduría.
El Conocimiento es la acumulación de hechos, ideas y datos, que adquirimos a través del estudio, la investigación, la observación o las experiencias. Por contra, la sabiduría es la capacidad de distinguir qué aspectos de ese conocimiento son verdaderos y aplicables a la vida.
Es decir, el Conocimiento es la acumulación de información desde diferentes fuentes, en cambio la Sabiduría es la correcta aplicación de ese conocimiento, por ello es mucho mejor adquirir sabiduría, que acumular conocimiento por sí solo y no saberlo aplicar.
“Un burro cargado de libros, sigue siendo un burro”
En muchas ocasiones, si demostramos humildad, honestidad y reconocemos que no sabemos algo y pedimos consejo, eso nos llevará también a adquirir sabiduría.
Vivimos en un mundo donde abunda la información, pero nos enfrentamos a una creciente escasez de sabiduría. Y lo que es peor, confundimos información con sabiduría, porque estamos dentro de la cultura de las opiniones favorecidas por las redes sociales, que facilitan el derecho de hablar sin ningún conocimiento y sin ninguna sabiduría, inundándonos de opiniones sin rigor alguno, las cuales son fáciles de manipular convirtiéndose entonces en información falsa “fake news”.
Por ello debemos defender que el conocimiento, es la información organizada y la sabiduría, es la comprensión y la aplicación de ese conocimiento.
Los expertos nos recomiendan tres métodos para aprender sabiduría:
- Por reflexión, que es la más generosa
- Por imitación, que es la más sencilla
- Por experiencia, que es la más difícil
Por ello debemos buscar la virtud de la sabiduría, junto a otras fortalezas del carácter como la pasión por el aprendizaje, la creatividad, la curiosidad, y la perspectiva, entre otras, para actuar siempre de forma oportuna y sensata.
A lo largo de la historia tenemos grandes ejemplos de personajes que han demostrado su sabiduría, de entre ellos me gustaría hablar de:
Alfonso X de Castilla, “el Sabio” (1221-1284). Rey de Castilla y de León, y de otros reinos. Debido a sus grandes realizaciones y contribuciones al ámbito cultural, mereció el apelativo de “Sabio”.
Llevo a cabo una activa y beneficiosa política económica, reformando la moneda y la hacienda. Reconoció la importancia de la Mesta.
También es reconocido por su obra literaria, científica, histórica y jurídica realizada por su escritorio real.
Asímismo patrocinó, supervisó y, a menudo participó, con su propia escritura en la Escuela de Traductores de Toledo. Elaboró de su pluma las Cantigas de Santa Maria y otros versos, realizando un gran aporte a la lengua culta del momento en la corte del reino, el “galaicoportugués”
En 1935, se le reconoció como astrónomo, nombrando en su honor al cráter lunar “Alphonsus”
"Quemad viejos leños, leed viejos libros, bebed viejos vinos y tened, viejos amigos”
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