Nos acordamos de Santa Bárbara solo cuando truena

La expresión  del refranero popular, que da título a este artículo, se utiliza habitualmente cuando pasamos una circunstancia por alto, y solo nos acordamos de su utilidad cuando nos sucede algo grave en relación con ella.

España es una bendición no solo por su enogastronomía sino por su clima benigno, pero a veces “Theoi Meteori”,  Dios griego de la Meteorología, nos juega alguna mala pasada como las fuertes nevadas de las semanas pasadas dejando pueblos incomunicados durante días. Si esto lo extrapolamos de forma global, nos encontramos que más del 75% de las compañías consultadas  han experimentado alguna vez  interrupciones en su cadena de suministro y más de un tercio de ellas le llevó semanas restablecer los flujos y el servicio.

Corren tiempos inestables, no solo por temas de naturaleza  meteorológica, sino por temas de naturaleza humana como son las huelgas y el terrorismo. Sobre esa base,  tenemos la obligación de acordarnos siempre de Santa Bárbara antes de que truene y para ello, lo mejor es diseñar, cuando disponemos de tiempo para la reflexión, todo un Plan de Contingencia  para de esa forma anticiparnos a la resolución de posibles problemas antes de que estos se nos presenten.

En base a ello y por responsabilidad deberíamos pensar y realizar al menos  las siguientes acciones:
  • En primer lugar, dibujar nuestras cadenas de suministro para detectar cuales son sus eslabones más débiles.
  • Después, estar alertados siempre de las posibles situaciones difíciles tanto de las previsiones meteorológicas como aquellas otras de naturaleza humana, en particular  aquellas que afecten a las entregas en el extranjero. Cada vez es más necesario tener una inteligencia del mercado donde operamos que nos avise con antelación de estas posibles situaciones.
  • Al mismo tiempo, revisar nuestra política estratégica de gestión de stock, no solo en cantidad sino en localización. Aquí cada vez es más importante la utilización de la regla de Pareto, no solo en las referencias activas  sino fundamentalmente en los clientes.
  • Llegado este punto, evaluar de forma constante los riesgos que tenemos en nuestra cadena de suministro mediante una matriz de probabilidad e impacto en el negocio.
  • Siempre, involucrar a nuestra red de proveedores, no hay que olvidar que son nuestros principales socios en el negocio y a menudo se lo negamos al no facilitarles la información necesaria al respecto.
  • Además, realizar de forma periódica auditorias para conocer su fiabilidad y no tratar de evitar sorpresas.
  • Por último,  desarrollar  planes alternativos para nuestra red de transporte, identificando otros modos en caso de necesidad, no solo para las entregas a clientes sino y quizás aún más importantes, para el acopio de materias primas y materiales a nuestras fábricas. 

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